Hace un mes un nuevo supermercado fue abierto en mi pueblo. Tiene un rociador de agua especial para mantener los productos frescos.
Momentos antes de que se abra (el rociador), se oyen truenos distantes y empieza el olor de lluvia fresca.
Cuando uno pasa por la sección de lacteos, se oye el mugido de vacas y el olor del heno fresco recién cortado.
En la sección carnes se huele a filetes a la parrilla y hay un rico olor a cebollas fritas.
En la sección huevos, se oye el cacareo de gallinas y se huele a huevos fritos con tocino.
En la sección del pan se ofrece el tentador olor del pan recién horneado.
Lo único que no compro allí es …..
¡¡¡ el papel higiénico!!!
SALUDOS...
3 comentarios:
Somos lo que comemos y por tanto lo que cagamos.
en un supermercado tan innovador y moderno, el papel higiénico debe ser espectacular
jaja si se me ocurre pasar por el sumermercado de tu pueblo evitare la sección de higiene personal.
Bon diumenge,
Publicar un comentario