La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

Groucho Marx

EL HUMORISMO


EL HUMORISMO es el realismo llevado a sus últimas consecuencias. Excepto mucha literatura humorística, todo lo que hace el hombre es risible o humorístico. En las guerras deja de serlo porque durante éstas el hombre deja de serlo. Dijo Eduardo Torres: «El hombre no se conforma con ser el animal más estúpido de la Creación; encima se permite el lujo de ser el único ridículo». Joaquín Mortiz, 1972



La risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano. Victor Hugo



Poesía es uno de los más bonitos apodos que damos a la vida. Jacques Prévert







martes, 30 de abril de 2013

UN MINICUENTO MUY MINICUENTO:


 "NULLA DIES SINE LINEA" -Augusto Monterroso-

juandiazalmagro.blogspot.com/.../dibujos_08.html







TITULO..............."Nulla dies sine linea"
MINICUENTO.....-Envejezco mal -dijo; y se murió.
FIN.....................Fin

AUTOR...............Augusto Monterroso

domingo, 28 de abril de 2013

¿Algo tiene sentido en la vida?

La caja de la pizza es cuadrada, la pizza es redonda y la porción de pizza es triangular... 

Además es domingo y esta lloviendo. ¿Algo tiene sentido en la vida?


Foto de la Catedral de Sant Feliu.
Soy un héroe la he tomado lloviendo... héroe, machote y mojado.







sábado, 27 de abril de 2013

MIS PLAGIOS: Relatos obreros: ¡CULPABLES!


Foto de Ziza
 – ¡La culpa es tuya, y tuya, y tuya, y tuya, y mía también!
Dijo severamente señalando a su cuñado(carretillero), a su hermana (trabajadora del McDonald), a su padre (camionero) y a su madre (limpiadora), a modo de refutar el discurso fascista y racista que cala fácilmente en épocas de crisis en la clase obrera: qué si los gitanos adquieren fácilmente cualquier ayuda del estado (“¿Cambiarías tu situación social por la suya?”), qué los chinos están haciendo desaparecer los comercios de barrio (¿Más que Carrefour, Eroski o Mercadona?, ¿Acaso los obreros compran la ropa en las tiendas de los chinos o bien en el “monopolio” de Amancio Ortega, cuya ropa la cosen y la cortan chinos por menos de un euro?, qué hay mucha gente que prefiere cobrar el paro que trabajar o bien trabajan en negro, (“¿Pero no es culpable aquel que les contrata de manera ilegal?), qué hemos pedido hipotecas por encima de nuestras posibilidades (“¿Pero quien las daba? Y en todo caso, ¿el obrero mientras trabajaba no pagaba mensualmente su usurera hipoteca?”), qué los inmigrantes han quitado trabajo a los españoles a cambio de trabajar más y cobrar menos ( “¿Pero es exclusivo de los extranjeros? A mi me han dicho compañeras que ellas mientras mantengan su puesto de trabajo no van a protestar ni a luchar ni aunque cobren 800 euros ¡Y actualmente cobramos 1800 euros!”)
– ¿Qué estamos haciendo y qué hemos hecho hasta ahora para evitar la que nos está cayendo y nos va a caer? Cada uno va a lo suyo y solo protesta para quejarse de los sindicatos…
– ¿Es que son unos vendidos?
–  Claro que sí, muy bien, los sindicatos son culpables y por ello los trabajadores decidieron organizarse por su cuenta, ¿Pero cuántos formaron parte de las distintas plataformas o mareas? Una minoría. Los trabajadores no luchan por miedo.
– ¡Es que si te manifiestas o haces huelga, puede que te quedes sin trabajo!
– Tienes razón y en cierta manera lo entiendo, ¡cómo no entenderlo! Pero entonces no seamos tan tontos de criticar los piquetes. Pero aún así, aquellos que dicen lo que acabas de decir, tampoco hacen huelga o luchan o protestan cuando están sin empleo. ¿Entonces cual es la razón?
Ni el padre, ni la madre, ni la hermana, ni el cuñado respondieron.
–  Mucho hablamos de la sanidad, de la educación, de los servicios sociales, de la universidad, de las pensiones, de su desaparición absoluta para los trabajadores y sus hijos. ¿Pero ello es a causa de la crisis o bien llevan más de veinte años pensando en la privatización social, en que nada sea público excepto la “beneficencia”? Pero lo que verdaderamente deberíamos preguntarnos es por qué teníamos una sanidad o una universidad pública.
– Porque hace años lucharon por ello – dijo la hermana
– Eso es, lucharon. ¿Pero cómo?
De nuevo, nadie de la mesa respondió:
– Lucharon saliendo en la calle, siendo encarcelados o asesinados, y gracias a ellos, solo a ellos, se consiguió como resultado la miseria que ahora nos quieren arrebatar. ¡Ni esos derechos básicos nos dejan tener! Y que hacemos nosotros mientras tanto: culpar al negro o al extranjero o al compañero o a los sindicatos o a los partidos, todo para no señalar que cada uno de nosotros es también culpable.
¿Por miedo, me decías antes? Claro que sí, pero por un miedo que nuestros abuelos transmitieron a nuestros padres y ellos a nosotros y posiblemente nosotros a nuestros hijos, el miedo paternal normal: “Ten cuidado, hijo” , “No te metas en líos”, “¿Qué vas a conseguir?”. Un miedo del que es consciente el amo y que hace posible que ni mil esclavos se subleven contra él y le maten (y le arrebaten la tierra).  Pero aun así, entre 1975 y 1977, mas de 600 personas en España fueron asesinadas por luchar contra ese miedo, por luchar porque tuviésemos una educación, una sanidad, un sueldo, una vivienda, una pensión digna que la dictadura negaba, es decir lucharon por la libertad. ¿Y qué haces ahora tú o tú o tú o tú, o incluso yo? ¿Qué hacemos? ¿A caso creemos que los derechos que hasta ahora tenemos los adquirimos por el comportamiento de absoluta quietud de nuestros padres o nuestros abuelos o los nuestros?
Pues bien o cambiamos y nos quitamos ese miedo a “meternos en líos” o la situación solo tiene un camino: empeorar. Y es que las quejas y las protestas de sobremesa apenas sirven para mantener nuestra conciencia tranquila, gracias a la acción fácil y cómoda de delegar las responsabilidades siempre en los otros.
Y un silenció reflexivo inundó el comedor.
Pedro Pascual
COPIADO AQUÍ SIN PERMISO, SI EL AUTOR ME LO PIDE, ORDENA O SUGIERE LO QUITO -GRACIAS- : http://lamanchaobrera.es/relatos-obreros-culpables/

viernes, 26 de abril de 2013

todos los pájaros que tú pintaste

Foto de Ziza

Cuadro con pájaros

El muro es, de este lado, oscuro y triste,
tal como sucedía en aquel cuento
que un día te expliqué. Si fuese cierto, hoy
todos los pájaros que tú pintaste
te esperarían en el otro lado
cantando para ti: la parte clara
de la que hablaba el cuento
te acogería como yo y tu madre
si pudieses volver de nuevo a casa.
Mientras cuento la historia para mí,
miro los últimos pájaros que pintaste.
Aquí, en el lado lóbrego del muro,
¿de qué forma podría pagar esta ilusión
de sentirte en la brisa de un instante?


Joan Margarit

jueves, 25 de abril de 2013

Bosteza la tarde y las nubes aún siguen goteando sus pesadas lágrimas.









EL CANTO DE LA LLUVIA





Foto de Joaquin Campos





Tus ojos son dos bosques de palmeras al alba
o dos almenas de las que se va alejando la luna.
Tus ojos, cuando sonríen, echan hojas las vides
y bailan las luces... cual lunas en un río
que estremeciera el remo débilmente al alba.
Se diría que en sus profundidades brillaran las estrellas.

Se ahogan en nieblas de una tristeza transparente
como el mar sobre el cual la tarde extiende sus manos
llevando el calor del invierno, el temblor del otoño
la muerte, el nacimiento, la oscuridad, la luz.
Despiertan todo mi espíritu el temblor del llanto
y una embriaguez salvaje que abraza al cielo
como el delirio del niño cuando teme a la luna.
Se diría que el arco iris bebiera de las nubes
y gota a gota se fundiera en la lluvia...,
parlotearan los niños en los lechos de las vides
e hiciera cosquillas al silencio de los pájaros en los árboles
el canto de la lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Bosteza la tarde y las nubes aún siguen
goteando sus pesadas lágrimas.
Al igual que un niño que balbucea antes de dormir
porque su madre, se despertó hace un año
y no la encontró, después de insistir
le dijeron: "mañana volverá..."
Sin duda volverá.
Aunque los amigos murmuren que ella está aquí
junto a la colina, durmiendo el sueño de las tumbas,
comiendo a puñados de su tierra, bebiendo la lluvia.
Al igual que un pescador triste recoge las redes,
maldice las aguas y el destino
y esparce la canción mientras se oculta la luna.
Lluvia...
Lluvia...
¿Sabes qué tristeza suscita la lluvia,
cómo sollozan los canales cuando se derrama,
qué perdido se siente el que está solo?
Sin fin, como la sangre derramada, como los hambrientos,
como el amor, como los niños, como los muertos, ¡es la lluvia!
Tus pupilas me rodean con la lluvia
y a través de las olas del golfo peinan los relámpagos
las costas de Iraq con estrellas y madreperlas
como si desearan la salida del sol
pero la noche extiende sobre ellas un manto de sangre.
Grito al Golfo: "¡Golfo,
tú, que das perlas, madreperlas y muerte!
Regresa el eco
como si gimiese:
"¡Golfo,
tú, que das madreperlas y muerte...!"

Casi puedo oír a Iraq atesorar truenos,
apilar relámpagos en las llanuras y los montes,
cuando arrancan su sello los hombres
y los vientos no dejan de Thamud 
un solo resto en el valle.
Casi puedo oír a las palmeras beber lluvia,
oír a las aldeas gemir, a los emigrantes
luchar con remos y velas
contra los temporales del golfo y los truenos cantando:
"Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
En Iraq hay hambre
y la época de la cosecha esparce los granos
para que se sacien los cuervos y las langostas
mientras pulveriza los graneros y las piedras
una muela que gira en los campos... A su alrededor,
hombres.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
¡Cuántas lágrimas derramamos la noche de la partida!
Después nos distrajimos por temor a hacernos reproches, con la lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Desde que éramos pequeños, estaba el cielo
cubierto en invierno
y caía a cántaros la lluvia.
Cada año, cuando la tierra se cubría de hierba, sentíamos hambre,
no pasó un solo año en Iraq que no hubiese hambre.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
En cada gota de lluvia
hay un brote rojo o amarillo, de los jardines de las flores.
Cada lágrima de los hambrientos y los desnudos,
cada gota derramada de la sangre de los esclavos
es una sonrisa que espera una nueva boca
o un pezón que se sonrosa sobre la boca del nacido
en un mundo joven del mañana, ¡dador de vida!
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Se cubrirá de hierba Iraq con la lluvia..."
Grito al Golfo: "¡Golfo,
tú que das perlas, madreperlas y muerte!"
Regresa el eco
como si gimiese:
"¡Golfo,
tú, que das madreperlas y muerte...!"
Esparce el golfo parte de sus grandes tesoros
sobre las arenas: espuma de salobre, madreperlas,
fragmentos de huesos de un miserable ahogado
emigrante que sigue bebiendo la muerte
del fondo del golfo y de su abismo.
En Iraq mil víboras beben el néctar
de una flor que el Éufrates alimenta con rocío.
Oigo al eco
sonar en el golfo:
"Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
En cada gota de lluvia
hay un brote rojo o amarillo de los jardines de las flores.
Cada lágrima de los hambrientos y los desnudos,
cada gota derramada de la sangre de los esclavos
es una sonrisa esperando una nueva boca
o un pezón sonrosado sobre la boca de un niño
en el mundo joven del mañana, ¡dador de vida!
Y llueve a cántaros...


BADR SHAKIR AL SAYYAB (1926-1964)

martes, 23 de abril de 2013

Poesia arabe


LA ROSA Y EL PÁJARO 
Foto de Joaquín Campos



El pájaro ha jugado
a su gran juego.
Ha creado la rosa, le ha dado
forma en seis días
y el séptimo día se ha dormido.
El pájaro se ha cansado de crear,
de dar forma, y se ha dormido.
El pájaro se ha dormido
y la rosa gira sin cesar
en torno al pájaro...
¡Despierta, pájaro!
Que la rosa se tambalea
y está a punto de caer en un pozo
llamado jarrón de flores.
¡Despierta, pájaro!
Por tu plumaje reptan las polillas
y un batallón de hormigas concentrado en
tus alas está a punto de arrancártelas.
¡Oh, pájaro!
La rosa se tambalea, se tambalea, se tambalea,
está a punto de caer, pájaro.
Despierta, pájaro.
Despierta, pájaro.
Despierta, pájaro.

¿NOS PONEMOS SERIOS?




Siempre somos responsables de lo que no tratamos de impedir. Jean Paul Sartre

Esta es la verdadera historia:
La foto de Kevin Carter debería haber sembrado de silencio el mundo. Pasó todo lo contrario. Desató una tromba de chismorreos y palabrería que tras casi 15 años abrasa todavía foros de Internet e invade seminarios. Gañanes de la opinión, evangelizadores laicos, moralistas progres, bienpensantes reaccionarios, profetillas pichaflojas y hasta algún periodista de relumbrón reverdecen la teoría de que Carter se quitó la vida por el remordimiento de no haber salvado a la indefensa criatura de esa bestia.
Sí, 16 meses después de aquella foto, la noche del 27 de julio de 1994, su autor, el sudafricano Kevin Carter, que venía de recoger el Premio Pulitzer en la Columbia University, conectó una goma al tubo de escape de su coche, dejó una confusa nota y se suicidó. Tenía 33 años.
Desde que el New York Times publicó la foto (marzo de 1993), millones de personas sintieron un impacto en la barriga, un estremecimiento fugaz que muchos aún perciben como una especie de agresión a una parte íntima de su sensibilidad. Alguien iba a tener que pagar por ello. Hasta que, al fin, Carter, el agresor, pagó su culpa. Ya no tendría forma de defenderse. A partir de ahí, bastaba con repetirle al mundo la milonga hasta la náusea: «Claro, el dilema moral, la culpa, todo eso le condujo a la tumba, bla, bla…». Y siguen.
El fotógrafo Luis Davilla y yo estuvimos en ese lugar meses después que Carter, en julio. Luis retrató una escena parecida y los dos sabemos que no sucedió así. Quienes esparcen la patraña no saben de lo que hablan. O peor: mienten.
A mediados de marzo de 1993, Carter viajó con su colega Joao Silva, un mozambicano recriado en Sudáfrica, al sur de Sudán, un lugar acosado por las hambrunas y el terror de la guerra desde la llegada al poder de los radicales islámicos. Carter y Silva eran dos de los cuatro foteros conocidos en Johanesburgo como el Club del Bang-Bang, gente especializada en retratar la brutalidad durante el fin del apartheid en suburbios como Soweto o Thokoza. Pertenecían a esa clase de reporteros que no se amilanan ni cuando la muerte les mira de cerca o la sangre les salpica la lente. Así ayudaron a enterrar al régimen racista de Pretoria. Por entonces, Ken Oosterbroek, el líder del grupo, el más guapo y equilibrado, había sido dos veces Mejor Fotógrafo del Año. Y Greg Marinovich, el cuarto bang-bang, Pulitzer desde 1991 por una secuencia en la que un miembro del partido Inkhata era linchado, primero a cuchilladas y luego abrasado a fuego.
Cuando Carter y Silva llegaron a Ayod, entre infectos pantanales, a unos mil kilómetros del lugar civilizado más cercano, el poblado funcionaba como feed-center, un centro de alimentación de la ONU. Unas 15.000 personas exhaustas que huían de los combates, con grave desnutrición y enfermedades como la malaria, el kala azar (leishmaniasis) o el gusano de Guinea, se concentraban allí y aquello era un verdadero festival de ayuda humanitaria. Silva y Carter, cada uno por su lado, hicieron fotos toda la mañana de aquel espanto. Cuando se reencontraron, Carter le describió la escena y se sentó a llorar: esperó 20 minutos a que el buitre entrase en plano, hizo la foto, espantó al bicho (o no, qué más da) y se marchó.
OTRO PREDADOR
Durante el año siguiente, Carter se vio alanceado con dilemas y acusaciones obtusas, cuando no estúpidas, de quienes jamás han pisado un escenario semejante, incapaces de imaginarse una realidad tan atroz como la del sur de Sudán, pero que parecían hacerse cargo del vértigo terrible que expresaba su foto. Un insensato llegó a escribir: «El hombre que ha ajustado su lente para captar esa foto es otro predador, otro buitre en la escena». Y yo afirmo: difícil ser más imbécil.
Carter acudió a toda clase de foros para ofrecer su versión de lo sucedido, pero para entonces su vida era un completo desastre. Muchos años antes había intentado suicidarse, fumaba White Pipe, una mezcla de maria, mandrax y barbitúricos, tenía graves problemas familiares y una personalidad desordenada, perdía sus carretes de fotos en aviones y aeropuertos, arrastraba depresiones, llevaba una vida caótica y tenía acumuladas experiencias trágicas como para colapsar las consultas de varios psicoanalistas.
Por si fuera poco, el 18 de abril de 1994, Carter dejó a su amigo Oosterbroek y demás bang-bang de guardia en un suburbio de Johanesburgo y se marchó a conceder una entrevista a un colega, pues seis días antes le habían comunicado la concesión del Pulitzer por la foto de la niña y el buitre. En la radio del coche escuchó que Oosterbroek y Marinovich habían sido heridos en una refriega nada más irse él. Voló hacia el hospital, pero Oosterbroek había fallecido. Las preguntas estúpidas siguieron. Y los imbéciles, como carroñeros, haciendo de las suyas.
En fin, ¿qué otra cosa pudo haber hecho Carter por la niña? ¿Espantar al buitre? Al parecer, lo hizo, aunque los buitres (los hay a montones) habrían vuelto de todos modos. ¿Llevarla consigo? Bien, ¿adónde?, porque parece que nuestra conciencia acomplejada pretende imaginar que esa criatura yace en un páramo hacia ninguna parte. No es cierto. Esa criatura, reventada por el hambre y por las diarreas, que a los niños allí les desvencija el ano y les hace colgar una tripa larga pierna abajo, está a unos 20 metros de la puerta del poblado, junto a la empalizada de paja que rodea el feed-center y rodeada de gente que deambula a su alrededor. Nadie la ha llevado hasta allí. Simplemente, esa niña se ha sentado a defecar. Sí, maldita sea, es el estercolero de la tribu, donde todos los suyos, de generación en generación, acuden a realizar sus deposiciones. Son gente educada, al fin y al cabo, con sus normas cívicas, que no permiten que uno haga de vientre en cualquier lado. ¿Será preciso decirlo en plata? ¡Esa niña ha ido allí a cagar! Y el buitre, esa bestia cobarde que parece tan atenta, no hace sino esperar a que la niña le regale su magra ración de carroña cotidiana, como también sucede con la criatura que retrató Davilla en idéntica actitud en ese lugar demoníaco y escatológico.
No, Carter no se suicidó por un remordimiento de esa clase. Se limitó a recortar un trozo de paisaje para servírnoslo a domicilio. La expresividad fue su gran logro, pues la foto ejerce de metáfora certera de una realidad trágica y atroz de una guerra olvidada. No es ningún montaje: sucedió así y Carter sólo nos troceó y nos regaló el significante; el significado lo pusimos nosotros, espectadores occidentales, atormentados por nuestra sucia conciencia y acosados por los problemas de obesidad extensiva desde la tierna infancia. Carter no era otro predador ni el ejecutor de la niña, no, sino su único redentor. La redimió y esparció la culpa al mundo, para que volviésemos los ojos por un segundo hacia la tragedia de Sudán y ayudásemos a esas criaturas a llevar su cruz olvidada. Carter no logró salvarla, pero es que eso ya (a unos más que a otros, desde luego) nos correspondería a todos.
Tres meses después de la muerte de su amigo Oosterbroek, a finales de julio de 1994, Carter recogió su Pulitzer y el día 27, a la vuelta, anotó en un papel que dejó en el asiento del copiloto: «He llegado a un punto en que el sufrimiento de la vida anula la alegría… Estoy perseguido por recuerdos vívidos de muertos, de cadáveres, rabia y dolor. Y estoy perseguido por la pérdida de mi amigo Ken…». El dióxido de carbono de su vieja furgoneta puso el resto, pero no sabemos hasta cuándo los opinadores y moralistas seguirán haciéndole pagar a Carter que nos diese ese aldabonazo y ese susto en la conciencia. De todos modos, los niños y los buitres seguirán estando allí. Aunque Carter ya no esté para retratarlo.

COPIADO AQUI:

lunes, 22 de abril de 2013

Rapsodia en blue ó un año más han bailado a Gershwin solos en la plaza.





.

Rosa azul - Fotografiada por Grouchomaniaco

 en el roseral del Teatre Grec, momentos despues cantaba Serrat...

 

El baile pendiente


Último día de fiesta mayor. Gran baile de gala. La plaza del pueblo a reventar. La orquesta interpreta una melodía de Gershwin. Los que acumulan décadas de juventud siguen las cadencias memorizadas año tras año, los niños corretean entre los cuerpos y las pandillas de adolescentes desfilan arriba y abajo sin saber muy bien cuál es su lugar.
La mirada de él y la de ella se cruzan. Entre ambos, toda la plaza y toda una vida. Se miran y piensan que esa podría ser su canción… Si tuvieran una canción. Y si alguna vez hubieran tenido un baile. La nieta de ella, un torbellino con rizos, la toma de las manos y la arrastra al centro de la plaza. La mujer intenta enseñarle unos pasos, pero con el ímpetu de la pequeña acaba en un traspiés y unas risas. Él la mira en la distancia y se imagina ese tropiezo sobre su pie derecho. Casi puede notar el pisotón. Se imagina tomándola por la cintura, apartándole ese mechón rebelde y robándole un beso. Se le escapa una sonrisa. Lleva el mismo vestido que hace un par de años, recuerda él. El azul siempre le ha quedado bien, sigue pensando, y al instante desfilan por sus ojos los ocho preciosos vestidos azules que él le ha visto en los últimos 30 años. La música cesa. Las parejas se dan un respiro. Ella levanta la vista y, de nuevo, se cruzan la mirada. Se sonríen. Cómplices. Un año más han bailado a Gershwin solos en la plaza.

Escrito por Emma Riverola aqui: 
http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/baile-pendiente-1117720

sábado, 20 de abril de 2013

viernes, 19 de abril de 2013

¿ESTAMOS RODEADOS DE IDIOTAS?

El Estado reclama un céntimo que pagó de más a una parada en su prestación




Una joven de Tortosa se ha visto inmersa en un embrollo burocrático por haber cobrado un céntimo de más de lo que le correspondía por su prestación de desempleo.
Siguiendo el procedimiento habitual en el caso de multas y otras reclamaciones, la joven recibió una carta certificada en la que se reclamaba la devolución de ese céntimo de más, según ha podido verificar Efe.
"Vino el cartero y me entregó una carta certificada y, al abrirla, vi que el ministerio no sólo me requería que devolviera un céntimo que por error me había pagado de más y que, por cierto, yo ni tan solo me había dado cuenta, sino que además me recordaba que si no hacía efectivo el pago al banco antes de un mes, debería abonar un 20% de recargo sobre el céntimo en cuestión", explica la joven, que prefiere no revelar su identidad.
En la carta se le explicaba también que si pasado el plazo reglamentario de 30 días para realizar el pago voluntario no hubiera efectuado el reintegro "se emitirá la correspondiente certificación de descubierto, por la que se iniciará la vía de apremio, según lo que dispone el artículo 32/2 del Real Decreto 625/1985".
Pero aquí no acabaron los trámites por ese céntimo, ya que esta ciudadana tuvo que ir a la oficina del INEM para presentar el recibo del banco conforme la deuda estaba ya saldada.
"Pero, una vez allí, me dijeron que no podía entregar el recibo ni hacer ningún trámite si no había pedido hora previa", así que tuvo que volver otro día para resolver el problema.

Gracias Carlos Galeón

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GRACIAS ROSALIA

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MARACUYA,NO TE HE PEDIDO PERMISO, PERO SE QUE TU ME DEJARAS PONER ESTE TEXTO EN ESTA ESQUINITA...

Con vos liados
van mis pasos
hasta la orilla húmeda y caliente.
Hasta el borde donde, osadamente,
se cuela tu recuerdo dentro del vestido
como arena fina,
acariciándome...

MARACUYA ME ESCRIBIO (2)HAIKÚS

Arden mis ganas
soñándote en la piel
de mi regazo.

Tu poema tiene
una mirada bella,
cálida, sensual.

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