Cotorras fotografiadas en el Parc de la Ciutadella -Barcelona- GROUCHOMANIACO
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El director me habló aún. Pero casi no le escuchaba. Luego me dijo: «Supongo que usted quiere ver a su madre.» Me levanté sin decir nada, y salió delante de mí. En la escalera me explicó: «La hemos llevado a nuestro pequeño depósito. Para no impresionar a los otros. Cada vez que un pensionista muere, los otros se sienten nerviosos durante dos o tres días. Y dificulta el servicio.» Atravesamos un patio en donde había muchos ancianos, charlando en pequeños grupos. Callaban cuando pasábamos. Y reanudaban las conversaciones detrás de nosotros. Hubiérase dicho un sordo parloteo de cotorras. En la puerta de un pequeño edificio el director me abandonó: "Le dejo a usted, señor Meursault. Estoy a su disposición en mi despacho. En principio, el entierro está fijado para las diez de la mañana. Hemos pensado que así podría usted velar a la difunta. Una última palabra: según parece, su madre expresó a menudo a sus compañeros el deseo de ser enterrada religiosamente. He tomado a mi cargo hacer lo necesario. Pero quería informar a usted". Le di las gracias. Mamá, sin ser atea, jamás había pensado en la religión mientras vivió.
TEXTO COMPLETO: http://www.ciudadseva.com/textos/novela/extran.htm
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1 comentario:
es triste enterrar a un muerto, especialmente a la madre. Lo único que daba vida y alegría fueron las cotorritas.
Linda foto. (yo tengo que empezar a sacar fotos para publicar en el blog, porque tuve problemas al publicar fotos de otros)
un beso
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