Margarita, como todos los sueños, era inalcanzable... Ella inalcanzable y yo invisible a sus ojos.
En Noviembre cumplí 14 años y comencé a trabajar, por lo tanto pasé a nocturno y Margarita se quedó en diurno.
El profesor de Lengua y Literatura española en nocturno, un tío joven, tenía la teoría de que todos podíamos ser poetas o por lo menos poetastros. Un día nos retó a escribir una poesía, tema libre. Mi poesía, como no, se tituló "MARGARITA".
Transcribo lo que recuerdo... decía más o menos así:
Margarita, Margarita,
de todas las flores
la más bonita.
Son las rosas coliflores
Margarita.
Tus pezones, tu boquita,
Margarita.
Dos tambores
Margarita
atruenan mi corazón
Margarita,
uno parece de oro
Margarita,
el otro, solo es pasión.
La "poesía" seguía desgranando partes deseadas del cuerpo de Margarita y la rima "ita" se repetía invariable cada dos versos.
Cuando entregué al profesor mi gran obra, temblaba de placer al pensar que había descubierto mi vocación... POETA.
Mi vocación y la teoría del profesor terminaron al unísono...
Salí al encerado, leí mi oda a Margarita y mientras mis compañeros se reían , escuché la sentencia del maestro, dijo:
Hoy, me he dado cuenta de dos cosas;
1ª No es cierto que todos podáis ser poetas... por que eso que ha perpetrado vuestro compañero no es poesía...
2ª Tenéis las hormonas que se os salen por las orejas, rebosáis hormonas y es que eso que ha perpetrado vuestro compañero no es poesía... eso es ir caliente.