Oda a la luna del mar
Luna
de la ciudad,
me pareces
cansada,
oscura
me pareces
o amarilla,
con algo
de uña desgastada
o gancho de candado,
cadavérica,
vieja,
borrascosa,
tambaleante
como una
religiosa oxidada
en el transcurso
de las metálicas
revoluciones:
luna
transmigratoria,
respetable,
impasible:
tu
palidez
ha visto
barricadas
sangrientas,
motines
del pueblo que sacude
sus cadenas,
amapolas
abiertas
sobre
la guerra
y sus
exterminados
y allí, cansada, arriba,
con tus párpados viejos
cada vez
más cansada,
más
triste,
más rellena de humo,
con sangre, con tabaco,
con infinitas interrogaciones,
con el sudor nocturno
de las panaderías,
luna
gastada
como
la única muela
del cielo
de la noche
desdentada.
De pronto
llego al mar
y otra luna
me pareces,
blanca,
mojada
y fresca
como
yegua
reciente
que corre
en el rocío,
joven
como una perla,
diáfana
como frente
de sirena.
Luna
del mar,
te lavas
cada noche
y amaneces
mojada
por una aurora eterna,
desposándote
sin cesar con el cielo, con el aire,
con el viento marino,
desarrollado cada
nueva hora
por el interno impulso
vital de la marea,
limpia como las uñas
en la sal
del oceáno.
Oh, luna de los mares,
luna
mía,
cuando
de las calles regreso,
de mi número
vuelvo,
tú me lavas
el polvo,
el sudor
y las manchas
del camino,
lavandera
marina,
lavas
mi corazón cansado,
mi camisa.
En la noche
te miro,
pura,
encendida
lámpara
del cielo,
fresca, recién nacida
entre las olas,
y me duermo
bajo tu esfera limpia,
reluciente,
de universal reloj,
de rosa blanca.
Amanezco
nuevo, recién vestido,
lavado por tus manos,
lavandera,
buena para el trabajo
y la batalla.
Tal vez tu paz, tu nimbo
nacarado,
tu nave
entre las olas,
eterna, renaciendo
con la sombra,
tienen que ver conmigo
y a tu fresca
eternidad de plata
y de marea
debe mi corazón
su levadura.
---------------------------
PABLO NERUDA
llego al mar
y otra luna
me pareces,
blanca,
mojada
y fresca
como
yegua
reciente
que corre
en el rocío,
joven
como una perla,
diáfana
como frente
de sirena.
Luna
del mar,
te lavas
cada noche
y amaneces
mojada
por una aurora eterna,
desposándote
sin cesar con el cielo, con el aire,
con el viento marino,
desarrollado cada
nueva hora
por el interno impulso
vital de la marea,
limpia como las uñas
en la sal
del oceáno.
Oh, luna de los mares,
luna
mía,
cuando
de las calles regreso,
de mi número
vuelvo,
tú me lavas
el polvo,
el sudor
y las manchas
del camino,
lavandera
marina,
lavas
mi corazón cansado,
mi camisa.
En la noche
te miro,
pura,
encendida
lámpara
del cielo,
fresca, recién nacida
entre las olas,
y me duermo
bajo tu esfera limpia,
reluciente,
de universal reloj,
de rosa blanca.
Amanezco
nuevo, recién vestido,
lavado por tus manos,
lavandera,
buena para el trabajo
y la batalla.
Tal vez tu paz, tu nimbo
nacarado,
tu nave
entre las olas,
eterna, renaciendo
con la sombra,
tienen que ver conmigo
y a tu fresca
eternidad de plata
y de marea
debe mi corazón
su levadura.
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PABLO NERUDA
7 comentarios:
¡Qué bueno! ASí, sin más. Feliz finde groucho
La luna, blanca roja aceituna.
Cae un hueso a la mar.
(Extracto de un poema que escribí cuando era pequenyita).
Preciosa foto.
Y sin embargo es la misma luna.
Un abrazo
el paso del tiempo hace que nos pese la vida, y nos ahogue la ciudad, el ruido, la vida, pero como la vida es eso, algo nuevo cada día, la luna reflejada en el mar, nos purifica y siempre que renace la esperanza, nos mecemos en las olas.
feliz fin de semana
a"guarda che luna, guarda che mare, senza te non so stare..."
era una cancion que escuchaba de chica....me parece de domenico modugno, pero no se bien...
besos
Es curiosa esa asociación de la luna con el mar y el amanecer del sol entre montañas.
Que linda esa luna, la de la foto, y la del poema.
Tan llamativa ,misteriosa, atrapante . Casi un estimulo para hacer cualquier cosa que uno se proponga.
Hermosa publicación.
Te dejo unos besos.;-)
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