martes, 9 de abril de 2013

El nacimiento de la col. (Micro-cuento)



Foto de Grouchomaniaco

En el paraíso terrenal, en el día luminoso en que las flores fueron creadas, y antes de que Eva fuese tentada por la serpiente, el maligno espíritu se acercó a la más linda rosa nueva en el momento en que ella tendía, a la caricia del celesta sol, la roja virginidad de sus labios.
-Eres bella.
-Lo soy -dijo la rosa.
-Bella y feliz – prosiguió el diablo-. Tienes el color, la gracia y el aroma. Pero…
-¿Pero?...
-No eres útil. ¿No miras esos altos árboles llenos de bellotas? Ésos, a más de ser frondosos, dan alimento a muchedumbres de seres animados que se detienen bajo sus ramas. Rosa, ser bella es poco…
La rosa entonces –tentada como después lo sería la mujer- deseó la utilidad, de tal modo que hubo palidez en su púrpura.
Pasó el buen Dios después del alba siguiente.
-Padre –dijo aquella princesa floral, temblando en su perfumada belleza-, ¿queréis hacerme útil?
-Sea, hija mía –contestó el Señor, sonriendo.
Y entonces vio el mundo la primera col.

Rubén Darío

3 comentarios:

  1. Desde hoy miraré a la col con mejores ojos (y nariz).. :)

    Abrazos!

    ResponderEliminar
  2. No me preguntes por qué,pero al leer esto,me ha venido a la mente un cuentecillo que te dejo aquí:


    Érase una vez un hombre sumamente estúpido -un loco o quizás un sabio- que,cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.

    Una noche tomó papel y lápiz y,a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.

    A la mañana siguiente sacó el papel y leyó:
    Calzoncillos... y allí estaban. Se los puso.
    Camisa... allí estaba. Se la puso también.
    Sombrero... allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.

    Estaba verdaderamente encantado... hasta que le asaltó un horrible pensamiento:

    ¿Y yo? ¿Dónde estoy yo?.
    Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar.... pero en vano.
    No pudo encontrarse a sí mismo.

    Es un cuento sufí que me gusta,como tantos otros de ese estilo.

    Tal vez la rosa debiera haberse encontrado primero,valorarse antes de pedir cualidades de otros,que por desconocidas creyó mejores y mira...aunque todo depende de cómo se mire una rosa y una col,claro!

    Vaya rollo que te he soltado hoy...mil perdones.
    Besos.

    ResponderEliminar
  3. ¡ menos mal que el Señor no la privó de todos sus atributos y le dejó, con mayor poder, el del OLOR!.
    Un beso Groucho

    ResponderEliminar